La demanda de petróleo natural exige
buscar yacimientos en zonas casi inaccesibles. Las plataformas
petrolíferas extraen petróleo del mar. Las instalaciones terrestres
son menos complejas, pero en ocasiones han de instalarse en lugares
tan inhóspitos como este desierto de Argelia. (ver
fotos abajo)
Aunque en un principio se empleó el método de
percusión, cuando los pozos petrolíferos estaban situados a poca
profundidad y bajo rocas de gran dureza, dicha técnica desde
mediados del siglo XX dejó paso al método de rotación, ya que la
mayor parte del petróleo se ha determinado que se encuentra a
una profundidad de entre 900 y 5.000 metros, aunque hay pozos
que llegan a los 7.000 u 8.000 metros.
Método de rotación
Consiste en un sistema de tubos acoplados unos a continuación de
otros que, impulsados por un motor, van girando y perforando
hacia abajo. En el extremo se halla una broca o trépano con
dientes que rompen la roca, cuchillas que la separan y diamantes
que la perforan, dependiendo del tipo de terreno. Además, existe
un sistema de polea móvil del que se suspende el conjunto de los
tubos que impide que todo el peso de los tubos –los pozos tienen
profundidades de miles de metros– recaiga sobre la broca.
Encamisado
Para evitar que las paredes del pozo se derrumben durante la
perforación y, al mismo tiempo, la estructura de los estratos del
subsuelo permanezca inalterada, según se va perforando el pozo, éste
va siendo recubierto mediante unas paredes –o camisas– de acero de
un grosor de entre 6 y 12 milímetros.
Aprovechamiento del
yacimiento
Los cálculos realizados históricamente permiten afirmar que
habitualmente una bolsa de petróleo sólo suele ser aprovechada
entre un 25% y un 50% de su capacidad total. El petróleo suele
estar acompañado en las bolsas por gas. Ambos, por la
profundidad a la que se hallan, están sometidos a altas
presiones–el gas, por esa circunstancia, se mantiene en estado
líquido–. Al llegar la broca de perforación, la rotura de la
roca impermeable provoca que la presión baje, por lo que, por un
lado, el gas deja de estar disuelto y se expande y el petróleo
deja de tener el obstáculo de la roca impermeable y suele ser
empujado por el agua salada que impregna generalmente la roca
porosa que se encuentra por debajo de la bolsa de petróleo.
Estas dos circunstancias hacen que el petróleo suba a la
superficie.
Bombeo del petróleo Sin embargo, llega un momento en
que la presión interna de la bolsa
disminuye hasta un punto en que el petróleo deja de ascender
solo -y, por otro lado, el gas, cada vez menor, deja de
presionar sobre el crudo–, por lo que hay que forzarlo mediante
bombas para que suba.
Este bombeo se realiza hasta el momento en que el coste del
sistema
de extracción es mayor que la rentabilidad que se obtiene del
petróleo, por lo que el pozo es abandonado.
Inyección
de agua.
Para aumentar la rentabilidad de un yacimiento se suele utilizar un
sistema de inyección de agua mediante pozos paralelos. Mientras que
de un pozo se extrae petróleo, en otro realizado cerca del anterior
se
inyecta agua en la bolsa, lo que provoca que la presión no baje y el
petróleo siga siendo empujado a la superficie, y de una manera más
rentable que las bombas.
Este sistema permite aumentar la posibilidad de explotación de un
pozo hasta, aproximadamente, un 33% de su capacidad. Dependiendo de
las características del terreno, esta eficiencia llega al 60%.
Inyección
de vapor En yacimientos con petróleo muy viscoso
(con textura de cera) se utiliza la inyección de vapor, en lugar de
agua, lo que permite conseguir dos efectos:
1.) Por un lado, se aumenta, igual que con el agua, la presión de la
bolsa de crudo para que siga ascendiendo libremente.
2.) Por otro, el vapor reduce la viscosidad del crudo, con lo se
hace más sencilla su extracción, ya que fluye más deprisa.
Extracción
en el mar
El avance en las técnicas de perforación ha permitido que se puedan
desarrollar pozos desde plataformas situadas en el mar (off-shore),
en aguas de una profundidad de varios cientos de metros.
En ellos, para facilitar la extracción de la roca perforada se hace
circular constantemente lodo a través del tubo de perforación y un
sistema de toberas en la propia broca.
Con ello, se han conseguido perforar pozos de 6.400 metros de
profundidad desde el nivel del mar, lo que ha permitido acceder a
una parte importante de las reservas mundiales de petróleo.